domingo, 21 de marzo de 2010

Bésame dulcemente valiente.


Anteriormente ya había notado algo pero fue justo en aquel momento, rodeada de esculturas de mármol y bronce cuando realmente me dí cuenta. La estancia era fría. Como la de cualquier museo o sala de exposiciones. Pero yo sentía calor, me ruborizaba cuando me pillaba mirándole. Era una sensación extraña que me decía, "arriésgate, no hay nada que perder" pero al final siempre aparecía esa cobardía que me frenaba para finalmente no hacerlo.

Hoy leí una frase que automáticamente situé en mi mente y que cobró el sentido que yo quise darle. Bésame dúlcemente valiente. No lo dudé ni por un instante y, lo hice.
Firma final

1 comentario:

Ademia dijo...

Me alegro por ti...¡¡bien hecho!! En ocasiones el dudar y llevarnos por el miedo o la cobardía hace que nos privemos de cosas que nos hacen vibrar.

Un beso y no dejer de sonrier.