Siempre he escuchado una frase que dice que no se puede conocer a alguien del todo. Ahora más que nunca pienso que es completamente cierta.
Ha sido una semana complicada para mí de manera personal. Un compañero de trabajo ha fallecido y como me decía un amigo el otro día, es extraño decir que para mí era como de la familia. Un cascarrabias casi de la familia, pero al fin y al cabo alguien a quien coges cariño por muchos motivos. Me he visto en la obligación de tomar algunas responsabilidades que me corresponden, quizás por competencia, o quizás porque era mejor que yo lo hiciera. Comunicar una mala noticia no es sencillo. No sé como lo harán los médicos cuando comunican a los familiares de los pacientes malas noticias. Yo solo puedo decir como lo hice yo. Intenté hacerlo desde el cariño, sin que se me notara que la lágrima se me escapaba e intentando no dar información ambigua al respecto. Esa parte, sin duda fue difícil pero...más difícil fue escuchar la reacción de la persona que tenía al otro lado del teléfono. Solo puedo decir que me sentí llena de rabia frente a lo que estaba oyendo. Una actitud sin ningún tipo de sentimiento de tristeza, pena o lo que fuera. Totalmente ausente de contenido y no porque fuese un shock aino simplemente porque no lo había. Un sentimiento de tristeza absoluta para mí.