pues para cualquier cosa. Para dejar volar la imaginación a un mundo diferente, ni mejor ni peor, solo diferente. A un mundo lleno de luz y de color donde el tiempo pueda ser consumido a demanda. A nuestro antojo. Donde podamos robar minutos para esas cosas que siempre queremos emprender y finalmente nunca realizamos. Hoy esos minutos fueron a parar a mi cámara y a algunas de mis tazas. Supongo que porque era lo que estaba en ese momento sobre mi mesa. Lo siento por vosotras, pobres acuarelas, que seguís condenadas al olvido. De momento...
Ahí van algunas de las fotos.
Besos.
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