martes, 29 de abril de 2008

Adicciones

Lo he dicho en mas de una ocasión y todo el que me conoce sabe que tengo una adicción severa por el chocolate. Pero por si nunca te enteraste, también soy adicta a los besos, las caricias, las sonrisas, el buen humor, las buenas palabras, las frases bonitas, a pasarlo bien, a hacer el amor, a viajar, la inteligencia de quien habla, las carcajadas, los guiños cómplices de ojos, el olor de los bebés, el olor a recién afeitado en la cara de un hombre, los supermegamaxiabrazos, a ir cogidos de la mano, al olor del café recién hecho, a pasar tiempo con la familia, a compartir buenos y también malos momentos con los amigos, a las fiestas, a las lágrimas, a las películas antiguas, a los dibujos animados, a la ilustración de cuentos infantiles, a canturrear en la ducha, a los largos baños, a la sensación de unas sábanas recién puestas en la cama, a caminar descalza, a las noches de verano bajo las estrellas, a hacer fotos, a garabatear con los lápices, a jugar con las acuarelas, a los tulipanes, a mojarme los pies con la manguera mientras riego el patio, a los besos en el cuello, a los masajes en los pies, a los besos robados y a miles de cosas que probablemente te pasaron desapercibidas.

Por el contrario no soy adicta a las malas formas, a la indiferencia, a la hipocresía, a la gente totufa, a los retrancos, a pasarlo mal injustificada e innecesariamente, a aguantar tonterías, a que se intenten arreglar las cosas de forma infantil, al porque lo digo yo, a que me hieran con palabras y también a miles de cosas que probablemente seguirás haciendo de por vida.

Si lo quieres entender ahí está. Burro cargado busca camino y yo ya he encontrado el mío. ¡Ay que a gusto me acabo de quedar!

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